Salvador García Liñan
Los consumidores demandan, cada vez más, productos sofisticados. Las compañías, por su parte, están ávidas de personal especializado que sorprenda al consumidor con ideas que garanticen una venta. La respuesta a ambas necesidades es el diseño industrial.
Sin diseño, no hay ganancias. Los consumidores demandan, cada vez más, productos sofisticados que ofrezcan una experiencia de vida. Las compañías están ávidas de personal especializado que sorprenda al consumidor con ideas innovadoras que les garantice una venta. En diseño industrial las áreas para hacer negocios son ilimitados: desarrollar nuevos productos o aportar mejoras a los bienes existentes. Cual sea el caso, siempre es bueno saber qué espera el mercado y las empresas de un diseñador industrial.
Estos son sólo algunos ejemplos:
1. En primer lugar, tal como citan Charlotte & Peter Fiell, en su libro El diseño industrial, se trata de un proceso creativo que integra ingeniería, tecnología, materiales y la estética en soluciones que se puedan fabricar mecánicamente y sean capaces de hallar un equilibrio entre las necesidades y los deseos de los usuarios.
2. La extraordinaria arquitecta inglesa, Eillen Gray, señaló que “para crear, uno debe primero cuestionarse todo”. En otras palabras, el espíritu del diseño se basa en la relación con el medio ambiente.
3. Esta actividad no nace entre las cuatro paredes de un salón de clases. La pregunta es ¿Se puede ahí educar la sensibilidad de una persona? ¿cómo se desarrolla la creatividad? Un buen diseñador industrial es 85% inspiración libre sin limitaciones ni obstáculos y 15% cátedra y talleres escolares. Se requiere de más instructores (están muy escasos) que den rienda suelta a la creatividad de sus alumnos.
4. Todo proceso de diseño industrial es el resultado de los siguientes factores: libertad creativa, preocupación por el usuario, experiencia práctica, tecnología, nuevos materiales, finanzas y la destreza para detectar la reacción diferente de los diversos mercados ante los diseños.
5. Tome nota: los mejores profesionistas en este campo son aquellos que reinventan su propia creación y sorprenden con su originalidad. De ahí que esta actividad implique creatividad, innovación, imaginación, mercadotecnia, tecnología, nuevos materiales, finanzas, libertad de expresión e impacto emocional.
6. Los objetos se imaginan, se miran y se disfruta del placer que provocan. El diseñador es un hacedor, no un repetidor de éxitos ajenos y mal copiados.
7. El diseño industrial es sinónimo de ideas y, por consiguiente, de libertad para generarlas y aplicarlas, con la opinión de uno mismo.
El diseño y la sensibilidad
Un proyecto de diseño industrial acertado requiere, principalmente, de libertad y confianza en la auto-expresión. No debe admitir imposiciones ni reglas prefabricadas acerca de cómo y qué se debe diseñar. Debo reconocer que el futuro de esta actividad en México es poco prometedor.
¿El motivo? El mínimo cuidado que se tiene al seleccionar a profesores que sólo les interesa impartir teoría, sin dar lugar al desarrollo de ideas. El web design que reúne sonido, imagen y color (diseño interactivo) está desarrollándose en gran escala y es el futuro de esta profesión.
Si me preguntaran ¿Cómo debe enseñarse el diseño industrial? Mi respuesta es única: no se enseña, porque diseñar requiere más que de clases, de poner atención en la propia sensibilidad y en la evolución personal.
jueves, 11 de marzo de 2010
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